Hace cinco siglos, dar la vuelta al mundo era el equivalente actual a viajar a Marte

Una gesta, una inspiración desde Sanlúcar

La expedición Magallanes-Elcano que dio la vuelta al mundo, fue una gesta que partió y regresó en Sanlúcar de Barrameda

El mar es peligroso y sus tormentas terribles, pero estos obstáculos no son motivos suficientes para quedarse en tierra

En el verano de 1519, partió de Sanlúcar de Barrameda una flota al mando de Fernando de Magallanes, veterano navegante portugués que le había vendido al rey de España su idea de llegar a las islas de las Especias por el oeste. Ni él, ni el joven soberano que confió en su intuición, ni Juan Sebastián Elcano, el experimentado marino vasco que acababa de enrolarse como maestre en una de las naos, podían imaginar que aquella expedición acabaría por circunnavegar por primera vez el planeta.

Solo volvería una de las naos, la Victoria. Es este barco el que da nombre a centro de FP, el Victoria Institute of Technology. 

Y, al igual que hace cinco siglos, podrás vivir en Sanlúcar de Barrameda con ese espíritu emprendedor y entusiasta, con miras de futuro, y con una tripulación perfectamente cualificada que te guiará al éxito con las instalaciones, técnicas y recursos más vanguardistas para que, una vez finalizada esta travesía, te conviertas en uno de los mejores profesionales del sector.

Soñar en el momento adecuado

Volvamos a la épica. Desde mediados del siglo XV Europa hervía en la búsqueda de nuevos mundos, nuevos puertos y nuevas rutas comerciales. La toma de Constantinopla en el año 1453 por parte del sultán Mehmed I había supuesto el inicio de una nueva era. Y no solo para el Imperio otomano, sino, paradójicamente, para la expansión de un continente que, con la ruta terrestre hacia las especias en manos de El Turco, no tenía más salida que echarse a la mar y enfrentarse a los monstruos que poblaban sus mapas. A finales de siglo, cuando el descubrimiento de América demostró que aún quedaban tierras por explorar, la mayoría ilustrada intuía ya que el mundo no acababa en un salto abrupto al vacío y que la esfericidad de la Tierra era algo más que una hipótesis. La expedición que en 1519 partió desde Sevilla estaba, sin saberlo, a punto de constatarlo.

Fueron varios los factores que coincidieron para que se dieran las circunstancias y el momento idóneos: 

  • Los avances tecnológicos en el diseño de las naves.
  • Los instrumentos de navegación y la cartografía.
  • El desarrollo de un pensamiento más global con la irrupción del Renacimiento.
  • La búsqueda de las riquezas que aguardaban allende los mares.

 

Así comenzó la expedición de Magallanes

El Tratado de Tordesillas había dividido en 1494 un mundo no del todo conocido entre los dos vecinos peninsulares. El reino luso ya había fundado colonias en África, al más puro estilo fenicio, costeando el continente por el cabo de Buena Esperanza, y había remontado la costa oriental africana hasta llegar a la India y alcanzar, en lo que hoy es Indonesia, las míticas islas de las Especias, las únicas del mundo productoras de clavo, canela o nuez moscada, mercancías que en Europa tenían una altísima demanda. Magallanes, que ya había navegado la zona y vislumbrado sus posibilidades, trató de venderle al rey de Portugal, Manuel I, la posibilidad de fletar una expedición para alcanzar las islas por un camino más corto, el de occidente. 

El rey luso tenía ya una ruta bordeando la costa occidental de África, quizá por eso no tuvo a bien financiar la expedición. Era un viaje complejo, sin mapas de muchas zonas o poco detallados y ciertamente arriesgado. Ante la negativa de su rey, cruzó las fronteras y fue a ver al joven Carlos I, que con apenas 18 años, decidió financiar la expedición y en las capitulaciones de Valladolid del 22 de marzo de 1518, se nombraba a Magallanes gobernador y adelantado del rey en todas las tierras que descubriese. Al igual que Cristóbal Colón hiciera unas décadas antes, Magallanes logró la financiación del reino de España.

 

¿Por qué desde Sanlúcar?

El 20 de septiembre de 1519, las naves iniciaron su travesía oceánica desde Sanlúcar de Barrameda con víveres para dos años. Nadie imaginaba que la expedición se prolongará por más tiempo. A partir de este momento, al margen de coronas, reyes o nacionalidades, solo había hombres, unos 250 a bordo de cinco naves. Sería en este momento en el que la frase apócrifa de Magallanes, «El mar es peligroso y sus tormentas terribles, pero estos obstáculos no son motivos suficientes para quedarse en tierra.», tomaría todo su sentido. 

Partían de San Luca -así se la conocía entonces-, y no de Sevilla, porque las grandes expediciones necesitaban que los barcos llenos hasta los topes de pertrechos, no embarrancaran en los bancos de arena en Sevilla, de hecho, volvían también a nuestra localidad por el mismo motivo, llegaban llenos de tesoros, llámese oro llámense especias, y el fondeado necesitaba de más profundidad. 

Desde ese 20 de agosto, serán muchos los comportamientos, aciertos y errores de los navegantes que obedecerán, sencillamente, a emociones humanas.

 

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